El 19 de julio el Santoral Católico le dedica el día del calendario a Justa y Rufina, dos hermanas nacidas en Sevilla entre 268 y 270. Nacieron en Hispalis bajo el dominio romano en el seno de una modesta familia de cristianos clandestinos que se dedicaba a la alfarería. Ambas dedicaron su vida a ayudar al prójimo y transmitir el conocimiento del evangelio, por lo que fueron martirizadas y condenadas a muerte.
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Justa nació en el año 268 y Rufina en 270. Las hermanas provenían de una familia de cristianos alfareros.
Diogeniano, prefecto de Sevilla, mandó a encarcelarlas. En primer lugar se les solicitó que abandonen la fe cristiana bajo amenaza de ser víctimas del martirio, pero como se negaron, sufrieron el tormento del potro y torturas con garfios de hierro. Como no cambiaron de parecer, fueron encarceladas para que padecieran hambre y sed.
Como sobrevivieron a la condena, fueron castigadas nuevamente. Se las obligó a caminar descalzas hasta llegar a Sierra Morena, pero como cumplieron el objetivo, fueron encarceladas nuevamente hasta morir. Santa Justa falleció primera, y su cuerpo fue tirado a un pozo pero fue recuperado por el Obispo Sabino para darle cristiana sepultura.
Diogeniano creyó que tras la muerte de Justa, Rufina sucumbiría a sus deseos con facilidad, pero al no conseguirlo la llevó al anfiteatro y la dejó a expensas de un león. Pero el animal solo se acercó a ella, movió la cola y le lamió las vestiduras. Enfurecido, el prefecto la mandó a degollar y quemar. Nuevamente sus restos fueron recogidos por el Obispo Sabino y enterrado junto a su hermana en 287.
Posteriormente fueron canonizadas y fueron nombradas Patronas de Sevilla y de los alfareros y cacharreros. También son patronas de Orihuela, Payo de Ojeda, Huete y Maluenda.
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