El 9 de septiembre, el santoral católico le dedica el día del calendario a Pedro Claver Corberó, llamado comúnmente San Pedro Claver y conocido como el esclavo de los esclavos. Fue un misionero y sacerdote jesuita español, pasando a la posteridad por su entrega a aliviar el sufrimiento de los esclavos negros del puerto de Cartagena de Indias. Se lo considera un ejemplo de compromiso hacia los pobres y marginados.
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Pedro Claver Corberó nació en junio de 1580 en Verdú, Cataluña, España, calificada en ese entonces la villa de los cántaros negros. Fue bautizado el 16 de junio de ese mismo año como Juan Pedro y su padres eran Pedro Claver y Mingüella y Ana Corberó.
Cuando aun Pedro Claver no tenía 13 años, perdió a su madre, y pocos días después, a su hermano Santiago. En 1596, apadrinado por su tío canónigo, se trasladó a Barcelona para estudiar Letras y Artes en el Estudio General de la Universidad. Al terminar la retórica, entró en contacto con jesuitas del colegio de Belén, donde estudió filosofía. Sintiendo la voación por la Compañía de Jesús, pasó a Gerona para estudiar humanidades.
El 23 de enero de 1610, cuando comenzaba su segundo año de estudios teológicos, el provincial lo destinó a las misiones transoceánicas del Nuevo Reino de Granada (Norte de América del Sur, núcleo de la actual Colombia).
Tras su primer paso por Cartagena de Indias, donde abundaban esclavos negros, piratas e inquisidores, viajó hasta Santa Fe de Bogotá, donde aun no estaban organizados los estudios de teología. Allí Pedro Claver aprovechó para servir como hermano coadjutor. Al finalizar sus estudios en el Colegio y Seminario de San Bartolomé, se lo destinó al noviciado de Tunja para hacer su tercera probación. Como seguía dudando si quería hacerse sacerdote, le pidió al provincial que le permitiera seguir siendo hermano portero.
Los superiores lo enviaron a Cartagena de Indias y fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1916, cuando tenía 35 años, oficiando su primera misa en el altar de la Virgen del Milagro de la iglesia de la Compañía.
Allí conoció al jesuita Alonso de Sandobal, quien estaba en contra del ambiente esclavista y bautizaba a los esclavos que llegaban al puerto. Inspirado por este sabio, Pedro Claver se entregó en cuerpo y alma a los negros bozales.
Cabe señalar que si bien los jesuitas no podían suprimir la esclavitud, sino que solo mitigarla, Pedro Clever se enfrentó con hechos heroicos a esta trata de esclavos que llegaban por miles provenientes de África, adjuntando a su firma «esclavo de los negros para siempre».
Pedro Claver procuró enterarse con antelación la llegada de barcos cargados de negro, procurando conocer la procedencia para conseguir intérpretes. El propio colegio compró negros intérpretes, que fueron grandes colaboradores del sacerdote. Algunos de ellos fueron Domingo Folupo, Andrés Sacabuche, José Monzola e Ignacio Soso.
Junto con estos intérpretes, Claver solía llegar al puerto cargando canastos con alimentos como plátanos, limones, naranjas, vino, pan, aguardiente y vino. A su vez, procuraba llevar a un hospital a aquellos negros que llegaban en peligro de muerte.
Pedro Claver solía salir en defensa de los esclavos frente a sus amos, utilizando tanto la súplica como la autoridad para pedirles que no los azotaran. A su vez, su confesionario estaba reservado para los negros, por lo que si otros ciudadanos quería confesarse, debían hacer cola detrás de estos, cosa atípica en esa terrible época.
Además, Pedro Claver se ocupaba de los presos comunes o de los apresados por la Santa Inquisición, consiguiendo abogados para defenderlos o consolando a los condenados.
Pedro Claver murió el 9 de septiembre de 1654, luego de estar cuatro años enfermo y en condiciones de abandono. Fue beatificado el 16 de julio de 1850 por el Papa Pio IX y proclamado santo por el Papa León XIII el 15 de enero de 1888. El 7 de julio de 1896 se lo declaró patrono de las misiones entre los negros y en 985 defensor de los derechos humanos.
Pedro Claver inspiró con su obra a otros religiosos, como la beata María Teresa Ledóchowska, conocida como «madre de África».
Además de ser defensor de los derechos humanos, es co-patrono de Cartagena de Indias, Colombia, y de las personas afro-americanas.
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