El 2 de noviembre de cada año tiene lugar la Conmemoración de los Fieles Difuntos, más conocida como Día de muertos o Día de Difuntos. Esta celebración tiene como objetivo orar por los fallecidos, especialmente por los que aun están purificando sus almas en el Purgatorio. En esta fecha, además de asistir a los cementerios, suele prenderse una vela por cada ser querido que ha terminado su vida terrenal.
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En el Día de los Muertos es costumbre orar por aquellas personas que han fallecido. En la Iglésia Católica se recita el Oficio de Difuntos y las misas son de Réquiem, aun así cuando el 2 de noviembre cae en domingo.
Además, es costumbre visitar el cementerio y prender una vela por cada ser querido que ha abandonado la vida terrenal.
Durante las oraciones del Día de Muertos se pone énfasis en las almas que se encuentran en el Purgatorio, estado transitorio de purificación y expiación donde se encuentran los que murieron sin pecado mortal pero cometieron pecados leves no perdonados o graves ya perdonados en vida pero sin satisfacción penitencial de parte del creyente.
Luego de que el alma queda purificada en el purgatorio de las manchas contraídas en la vida terrenal, esta puede acceder a la visión beatífica de Dios.
En México y América Central esta celebración se combinó con tradiciones de los pueblos originarios, por lo que el Día de Muertos se celebra de distinta manera que en otras naciones católicas, incluyendo entre otras cosas un Altar de Muertos con arreglos florares y la comida favorita del difunto, fotografías y otros detalles.
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