El 16 de agosto el Santoral Católico le rinde culto en el día del calendario a San Roque, un peregrino occitano canonizado en 1584. Es patrono de los peregrinos, de los contagiados por epidemias, enfermedades de la piel, de los enfermeros, de los perros, de los acusados falsamente, de los inválidos y de los cirujanos entre otros. Es asociado con la frase «San Roque, San Roque, que este perro no me mire ni me toque».
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Si bien no existe un acuerdo entre los historiadores sobre el año de nacimiento de San Roque, se estima que nació en Montpallier entre 1295 y 1350. Fue un peregrino que recorrió a Italia movilizándose hacia Roma y en su camino curó a los infectados de peste.
A partir del siglo XV su devoción se expandió rápidamente. En 1477, durante una epidemia de peste, se fundó una cofradía en Venecia que bajo su nombre hospedó a los enfermos. Esta agrupación construyó capillas y más centros de acogida en toda Italia.
En las artes plásticas aparece vestido de peregrino con bordón, capa y sombrero. Por lo general se lo representa con una herida en la pierna izquierda. Si bien a veces aparece acompañado por un ángel, es más común verlo con su perro Melampo.
Según la tradición, curando enfermos, él mismo se vio afectado por la peste, por lo que decidió retirarse al bosque para no contagiar. Allí apareció este perro que día a día llevaba a San Roque pan para comer. Este fiel animal llamado Melampo fue quien lo asistió hasta su muerte.
La frase «San Roque, San Roque, que este perro no me mire ni me toque» se hizo popular durante una epidemia de rabia, por lo que el Santo era invocado como protector de los enfermos y patrono de los perros.
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