Giovanni Battista Cybo nació el 1434 en Génova, Italia en el año 1434 y se convirtió en el 213° Papa el 29 de agosto de 1484 con el nombre Inocencio VIII. Viejo y enfermo, el 25 de julio recibe la sangre de tres niños de diez años, considerándose esta la primera transfusión de sangre de la historia aunque no se hizo ni por vía venosa ni arterial, sino que por vía oral. A causa de este procedimiento los tres jóvenes murieron por choque hemorrágico.
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Giovanni Battista Cybo fue hijo de un senador romano y pasó su infancia en la corte napolitana del rey Alfonso V de Aragón. Durante su juventud estudió en Padua y Roma. Allí se puso al servicio del cardenal Calandrini, hermano del Papa Nicolás V (1397-1455).
En 1467 fue nombrado obispo de Savona por el Papa Pablo II y en 1473 fue nombrado cardenal por el Papa Sixto IV, su antecesor. El 29 de agosto de 1484 se convirtió en el Papa número 213 bajo el nombre de Inocencio VIII.
Durante su papado intentó organizar una cruzada contra los turcos, pero no tuvo éxito porque los monarcas cristianos estaban luchando entre ellos. Preocupado por la brujería, el 5 de diciembre de 1484 promulgó la bula «Summis desiderantes affectibus» en la que ser reconocía la existencia de la brujería. Envió a Alemania a Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, inquisidores que realizaron lo que se conocería como la primera caza de brujas de la historia.
La bula del Papa Inocencio VIII fue la base para la obra Malleus Maleficarum (el martirio de las brujas), la cual se convirtió en el texto básico para la tortura y asesinato de aquellas personas que la Iglesia etiquetaba como «brujas».
Inocencio VIII murió el 25 de julio de 1492 luego de un intento fallido de transfusión de sangre. La misma fue vía oral y se utilizó la sangre de tres niños de 10 años de edad. Este intento por recuperar la salud y la juventud provocó la muerte de los niños por shock hemorrágico.
Recordemos que el shock hemorrágico o choque hipovolémico se produce cuando el volumen sanguíneo es tan bajo que el corazón no puede bombear el suficiente fluido al cuerpo.
Si bien fue por vía oral y no por vena o arteria, este hecho se considera como la primera transfusión de sangre de la historia.
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