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El encargado del Teatro Broadway aseguró que un día estaba cambiando una lamparita del tocador de un camarín, y a pesar de estar solo, vio pasar una sombra detrás de él. En otra oportunidad, recorriendo los pasillos del establecimiento, se le cerró la puerta sola a pesar de que no había nadie más.
Por otro lado, en el Teatro Lola Membrives, aseguran que se escuchan susurros extraños, como si fueran lamentos. Además, el vestuarios de los actores desaparecería y aparecería en un lugar distinto al que se habían dejado. En una ocasión se llegó a a llamar a un brujo (que cobró muchísimo) para que hiciera un «exorcismo» o curación.
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