Se considera que un parto es prematuro cuando el parto ocurre antes de las 37 semanas de gestación (ocho meses y medio desde la última menstruación). Cuanto antes se adelante el nacimiento, mayor es el riesgo de complicaciones. La Organización Mundial de la Salud instauró el 17 de noviembre el «Día Mundial del Niño Prematuro» con el fin de concientizar e informar a la población acerca de este tema.
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Entre el 6 y 12% de los nacimientos en todo el mundo son prematuros. Si bien hay factores que pueden provocarlo, en el 50% de los casos aun se desconoce el motivo. Cuando se dan ciertas condiciones, los doctores pueden intentar detener el trabajo de parto y extender la gestación, asegurando la salud del bebé.
Por lo general, cuando nace un bebé prematuro es llevado a una Unidad de Neonatología de Cuidados Intensivos, donde son puestos en incubadoras para mantenerlos tibios en un ambiente controlado.
Si bien aunque las mujeres hagan «todo bien» durante el embarazo, esto no impide que pueda haber un parto prematuro.
Algunas de las causas de este fenómeno son: estar embarazadas de mellizos, trillizos o más, ciertas infecciones, problemas crónicos de salud, presión arterial, consumo de cigarrillos, alcohol o drogas estimulantes durante la gestación. También el estrés en un fenómeno que puede influir.
Entre las complicaciones que pueden surgir en un parto prematuro están: la ictericia, hipoglicemia, síndrome de distrés respiratorio, hipocalcemia, displasia broncopulmonar, enterocolitis necrosante, raquitismo y retinopatía prematura.
Cabe señalar que gracias a los avances de los cuidados neonatológicos, han sobrevivido bebés nacidos con solo 25 semanas de gestación (cerca de 5 meses y medio) pesando entre 400 y 500 gramos. Sin embargo los riesgos de daño cerebral y desarrollo son altos. Además se pone en tela de juicio la ética en cuanto a la agresividad de los cuidados de estos bebés prematuros.
La Organización Mundial de la Salud estableció el 17 de noviembre como el «Día Mundial del Niño Prematuro». La OMS se compromete a adoptar las siguientes medidas en este tema: colaborar con los países para mejorar el cuidado de bebés prematuros; proporcionar y recolectar datos estadísticos y seguimientos de la evolución cada 3 o 5 años; colaborar con entidades que investigan las causas de los nacimientos prematuros; actualizar las directrices clínicas para el manejo del embarazo y de las mujeres con síntomas o riesgo de parto prematuro; y crear herramientas que permitan mejorar las competencias de los profesionales sanitarios y evaluar la calidad en la atención de los bebés prematuros.
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